Uno se pasa horas ante el piano, con la guitarra colgada del pescuezo, gastando tiempo -y el tiempo es vida, no como dicen los estúpidos: "time is money"- obsequiando una composición a una musa, para que ella salga con que "cuando tenga tiempo la escucho". ¡La pucha! Si nadie se lo pidió, sólo se le comunicó.
Uno se pasa horas ante el piano, con la guitarra colgada del pescuezo, gastando tiempo -y el tiempo es vida, no como dicen los estúpidos: "time is money"- obsequiando una composición a una musa, para que ella salga con que "cuando tenga tiempo la escucho". ¡La pucha! Si nadie se lo pidió, sólo se le comunicó.
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